2 de noviembre de 2008

DIA DE MUERTOS


Hoy me levante con una idea fija en mi cabeza.
Las tumbas de mis tíos iban a estar sucias y sin flores en esta fecha tan simbólica.
Mis primos, ambos adoptados, han seguido otras religiones, que según ellos mismos han comentado, les prohiben llevarle flores a sus difuntos.
Estuve a punto de no visitarlos. Para empezar, tenía que ir caminando, arrastrando al niño, por que siempre esta algo lejitos, pero ya para terminar la tarde me encamine con mi chiquillo rumbo al panteón.
Estaba tan lleno de gente, de humo, de basura, de flores. Yo creo que estos 2 días son en los que menos descansan las almas que habitan el panteón.
Me abrí paso entre el laberinto de tumbas llenas de flores y llegue hasta esas dos, lado a lado, que se distinguían por el abandono en que se les ha dejado, había bastantes familias alrededor, algunas personas usaban las tumbas de mis tíos como bancas, pues era casi obvio, que por la hora, ya nadie iba a visitarlos.
Me regresé a buscar flores, pensando, cómo es posible que mis primos, hombre y mujer, se hayan olvidado así de los padres que la vida les dió, su suerte pudo haber sido muy diferente, y por azares del destino, llegaron a nuestra familia y fueron amados, hasta donde sé. Ya el camino que tomó cada uno, fue independiente y cometieron sus errores cada quien por su lado. Pero por agradecimiento, por amor, aunque sea por obligación o compromiso, esperaba que este año fuera diferente a los pasados.
Salí a la calle del panteón, entre puestos de fruta, hot cakes, y antojitos, llegué al área de las flores. Me empezaron a acosar las mujeres de los puestos, flores flores , flores baratas, venga señito, debo confesar que me mareé. El ruido, la gente, los olores, el coraje de ver las tumbas como bancas, me di dos vueltas sobre mi misma y me regrese al primer puesto, pedí 2 ramos de flores y me fui otra vez al interior.
No pude hacer gran cosa con la limpieza, sacudir con el papel en que me dieron las flores, elevé una pequeña oración, por el tío que apenas conocí por espacio de 9 años en mi vida, por la tía que la mayor parte de las veces, me aterraba con su personalidad dominante, con su cigarro siempre encendido, con su dureza de apagarlos siempre con la lengua. Por aquellos 2 seres olvidados, relegados al olvido por los hijos, que aunque no compartieron su sangre, les dieron cuanto necesitaron.
Me paré en medio de las 2 tumbas y las toqué, una con cada mano, ellos yacen ahí desde los 80´s, pero guardo algunos de sus recuerdos, como si los hubiera vivido ayer, el carro azul de mi tío, su bigote, su inseparable cigarro, mi tía, gorda como ella sola, con sus batas enormes, que la hacían ver todavía más gorda, con su pelo blanco y su mal humor.

Me fui de ahí algo afectada, los hermanos y hermanas de mi papá han estado muriendo uno a uno, mañana le contaré a mi padre ausente, que le llevé flores a su hermano adorado. Sospecho que saberlo lo va a complacer.

Fui a visitar a mis tíos que murieron siendo niños, mientras caminaba entre tumbas llenas de flores, pude ver con cuanto amor y devoción visita la gente a sus muertos.
Arreglos impresionantes de rosas y flores que ni conozco. Caras tristes, caras alegres, rostros que no reflejan resignación, ojos que dejan traslucir añoranza, tristeza, desesperanza.
Tumbas exageradas, tumbas a ras de tierra, hasta parece ser cierto que hasta en nuestra última morada, debemos demostrar como vivimos y morimos igual.

El ambiente con mi familia era casi festivo, no falta el igualado, que comiendo caña mientras acompañamos a Alicia, Israel y Manuel, empieza a bombardear a cuanto familiar vivo tiene cerca con la caña mascada, y escoges entre 2 opciones, o te enojas o contra atacas.

Ya de salida del panteón, observé el cielo, como siempre lo hago, y vi una nube que atravesaba casi toda la bóveda, parecía un camino, iluminado por los últimos rayos del sol, volteé a mirar a mi primo y le dije, mira, ya se van. El se quedo viendo, le asustó un poco mi comentario, pero reconoció que se veía realmente raro el cielo. Tomé una imagen con mi celular, se las dejo y decidan que ven.

2 comentarios:

Yuridia dijo...

La reflexión de la nube y el "mira, ya se van..." reflejan el misticismo de esta fecha, la sustancia, la creencia que mantiene viva esta tradición. Todos tenemos nuestras razones particulares para asistir al panteón el dos de noviembre, son tantas como palabras en un diccionario y quizá pueda escribir unas en orden alfabético: amor eterno, agradecimiento, cariño, hipocrecía, lástima, remordimiento, pretexto...
Lo único cierto, es que muchos de los que yacen en el camposanto y cuyas tumbas limpiamos, en vida no recibieron ni una visita, una palabra, un saludo o un reconocimiento de nuestra parte.
Y eso, es más triste que una tumba sola y llena de basura.

Anónimo dijo...

Ay, sí está "rarita" la foto de la nube!!!!!